Llevaba toda su vida queriendo hacer limonada pero la vida no le daba limones.
Se cansó de esperar y se compró un limonero. Lo llevó a casa, lo trasplantó y lo cuidó con mucho cariño y dedicación. Pero el árbol, no daba frutos.
Consultó la falta de limones con un experto en el tema (su abuelo) y al parecer, la vida, había decidido que tenía que esperar un poco más. El árbol aún era muy joven y tardaría un par de años en empezar a dar frutos.
Aceptando su destino, abrió la nevera y se tomó una cerveza, por supuesto, sin limón. Mientras disfrutaba del sol y de su nuevo árbol, pensó que los limones llegarían cuando tuvieran que llegar y ese sería el momento perfecto para hacer limonada.
SABIA DECISIÓN………………BESOS
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POR CIERTO, NO ES EL DÍA 212?
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Todo a su tiempo.
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