Mala cara. Día 77

A la décima persona que le dijo esa mañana:

Qué mala cara tienes hoy …¿Estas enferma? 

No pudo aguantar más. Se puso de pie en su escritorio de la oficina y pidió la atención de todo el mundo.

Gracias a todos por preocuparos por  mí pero hoy no tengo mala cara ¡Es mi cara!

Mi cara sin potingues, sin maquillaje, sin sombras luminosas en unos puntos ni oscuras en otros, sin rimel ni raya de ojos. Simplemente ¡MI CARA!

No me ha dado tiempo de maquillarme está mañana pero ¿Sabéis qué? No voy a volver a hacerlo nunca más porque está que veis hoy, la de la mala cara, soy yo al 100% y es a quién quiero dejar ver cada día de mi vida. Gracias otra vez. 

Se bajó tranquilamente de la mesa y continuó trabajando.

Se dio cuenta de que sus compañeras iban al baño una detrás de otra. Seguro que la estaban poniendo a caldo por su numerito.

Mientras pensaba que cosas dirían sobre ella, empezaron a salir todas del aseo con la cara recién lavada y una sonrisa más luminosa que cualquier maquillaje del mercado.

Todas se miraron, rieron con complicidad y liberación y volvieron a sus puestos de trabajo.

Nadie volvió a maquillarse en aquella oficina y se comenta, que es en ese piso, donde se encuentran las mujeres más bonitas de todo el bloque de oficinas.

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