Quería subir montañas pero no podía. Quería jugar al fútbol pero no podía. Quería trepar a los árboles pero no podía.
Quería tantas cosas que no podía hacer…
Por suerte, alguien le recordó todo lo que sí podía hacer. Empezó a centrarse en aquellas cosas y un mundo de posibilidades se abrió ante sus ojos.
¡Quería tantas cosas que sí podía hacer!