Imposible de evitar. Día 115.

Celia no podía evitar bailar cuando escuchaba música.

Su «condición» nunca le había molestado hasta que pusieron hilo musical en su trabajo.

Las primeras semanas intentaba controlarse y ponía toda su concentración en no bailar para parecer profesional.

Lógicamente, su trabajo empeoró.

Un día, tenía que preparar una reunión importante, había poca gente en la oficina y se dejó ir un poco con la música. Como no pasó nada, cada día se preocupaba menos de los demás y se soltaba más.

Cuando se relajó del todo, se dio cuenta de que sus pies no eran los únicos de la oficina que se movían al ritmo de la radio. Ahí ya eliminó las barreras que le quedaban y desde ese día, para ir a la sala de reuniones en lugar de ir andando hacen una conga.

¡Nunca había trabajado tan a gusto antes!

 

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