Correo. Día 138

Al volver de vacaciones el buzón estaba lleno de publicidad. No había ni una postal ni una carta, ¡ni siquiera facturas!

¿Dónde habían quedado esas postales entre el grupo de amigos durante el verano?

Salió de casa sin deshacer las maletas, compro un sobre de postales y sellos y comenzó a escribir una tras otra con la intención de alegrar los buzones de sus seres queridos.

Días más tarde, supo que había logrado su cometido cuando abrió el buzón y encontró una montaña de postales de mil colores y lugares diferentes cargadas de noticias y buenos deseos.