Juntas. Día 237

Aquella niña llevaba un rato siguiéndola. Supuso que la pequeña tendría miedo de andar sola y redujo el ritmo para que pudiera caminar a su paso.

Recorrieron toda la calle, siempre cerca la una de la otra pero sin mirarse ni una vez, no quería asustarla.

Cuando llegó a la entrada de su casa, miro a su lado y la niña seguía ahí. La miró fijamente, esta vez le vio la cara y se descubrió a sí misma. Bueno, a su versión de hace unos cuantos, muchos, años.

Tras unos minutos para asimilar aquello, su niña sonrió y de la mano, la guió hacía el interior de la vivienda.