Exceso. Día 192

Puso las flores al sol para que se llenaran de vida y energía pero cuando volvió las encontró pochas y chamuscadas…

¡No entendía nada! ¿Es posible que algo bueno es exceso sea malo?

Con tristeza, colocó las macetas en un lugar con luz pero sin sol directo, las regó y cruzó los dedos para que no fuese demasiado tarde.

Se acordó de cuando se quedó dormida en la playa y despertó roja como un tomate. Está claro, incluso lo bueno, en exceso, es perjudicial.

Armario medio lleno. Día 191

Delante del armario y volvía a no tener «nada que ponerse».

-¿Cómo era posible si el armario no cerraba de tanta cosa? Pensó

Decidió cambiar su idea de que no tenía nada por la de que tenía un montón de cosas que ponerse. Empezó a llevar cada día algo diferente y descubrió un montón de prendas y combinaciones de ellas, que nunca antes había probado.

Es verdad que tuvo que dejar algunas cosas para estar por casa y donar otras que ya no le cerraban, pero aún así, recuperó más cosas de las que pensaba.

Es curioso como cambiar su mente le hizo ver el armario medio lleno en lugar de medio vacío. Nunca más volvió a encontrarse ante un armario repleto en el que no veía nada.

 

Carta de motivación. Día 190

Después de semanas de retoques y revisiones, terminó su carta de motivación.

Dio un tranquilo y victorioso sorbo a su café y abrió su correo electrónico. Busco la dirección de envío. Abrió un nuevo correo. Escribió el asunto y el cuerpo del mensaje. Adjunto su bien trabajada carta de motivación y envió el mensaje.

Se levantó de la silla para salir a dar una vuelta pero…¿Había comprobado el archivo? Abrió corriendo el email. Carpeta enviados. Abrir. Abrir archivo…MIERDA. Después de tanto trabajo había enviado el primer borrador de la carta. Adiós a su sueño.

Una semana más tarde recibió una llamada. La citaban para una entrevista. Les había atrapado la frescura y sinceridad de su carta de motivación.

Lo primero que hizo fue imprimir y enmarcar ese primer borrador que aunque no tan perfecto en gramática y elocuencia como el final, expresaba sinceramente lo que quería en la vida. En el marco escribió: NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA.

 

Tristes desgraciados Día 189

Hoy es un día estupendo. Pensó nada más despertarse.

Todo iba como la seda hasta que se le ocurrió la inocente idea de compartir con los demás su felicidad. En el mismo momento en que hizo público que estaba de buen humor, algunos de su entorno se encargaron de que eso cambiara.

Se dio cuenta de su intención, dijo para sí «serán tristes desgraciados», se puso música y continuó su jornada.

Me gustaría decir que no le afectó pero al final su «buen día» se quedó en «normalito tirando bajo».

Por lo menos ahora sabe dónde y con quién no compartir su felicidad.