Será la suela de goma. Día 257

Tenía mucha energía estática. Cada vez que tocaba algo de metal recibía un calambre tremendo.

Cambio de zapatos, compró un humidificador, reorganizó su casa y su mesa del trabajo según el Feng Shui y todo lo que le recomendaron amigos y revistas. Pero los calambres eran cada vez más frecuentes y fuertes.

Un día se dio cuenta que durante el fin de semana no le pasaba ni una sola vez. Entonces pensó que sería el suelo de la oficina. Las moquetas son lo peor. Esta fue su teoría, hasta que un día comprobó que las descargas aumentaban en función de las veces que tenía que morderse la lengua durante su horario laboral.

Ahora aún recibe algún calambre que otro pero muchos menos. El problema se redujo desde que al lado de su teléfono, en el escritorio, tiene una libreta dónde escribe todo lo que le gustaría decir en voz en gritó y no puede.